Visto lo visto, cuando los del siglo pasado nos vayamos al otro barrio, las nuevas generaciones no aguantan un colapso de 3 días si por bajarse el diferencial un rato entran en pánico.
Solo se nos fue la luz y se tiran a los grandes almacenes a comprar lo que les quepa en el carro sin tener ni siquiera medio de pago.
Hace unas semanas los influencer, los milenian, los "cuñaos" y los sobraos se reían del kit de supervivencia y ahora han agotado las existencias de los bazares chinos de linternas que les durarán tres encendidos. (calidad oriental).
Una mínima educación, no en “supervivencia”, que no ha sido para tanto redié, tan solo un poquito de cabeza de que a veces pasan cosas y no siempre sale agua del grifo o das al click y la bombilla luce.
En ninguna casa debería faltar, y menos en la de los “delicaditos” una linterna, un transistor de dinamo o pilas con las mismas, un infiernillo y unas cuantas latas en conserva. Por completar, un mechero, una botella de lejía y si no sabes limpiarte el culo con una piedra algo de papel higiénico.
Y si quieres autonomía una bicicleta y una mochila, aunque sin GPS no sabrás ni donde ir a buscar agua.
Pero no todo es negativo en estas nuevas generaciones de blandengues, quejicas y ofendiditos. Sorprendentemente, en el apagón no nos dio por hacer vociferar nuestros cláxones, nos respetamos el paso en los cruces y hasta unos ángeles anónimos se pusieron su chaquetilla amarilla y nos organizaron el tráfico obedeciendo todas sus instrucciones.
Lo malo es que este ataque de civismo que nos dio, nos quedamos sin averiguar si se hubiera mantenido más de un día o llegado el caso se acabó la cortesía y a agarrarnos al cuello ajeno que igual se come.
A ver si de esto se nos ha quedado algo y en el próximo apagón no nos tiramos todos como gallinas descabezadas a limpiar los supermercados y nos lo tomamos con más calma, dejamos de llamarnos los unos a los otros con celulares muertos para ver si estamos vivos, que solo se ha ido la luz coño, no el oxígeno y somos un poco más solventes y lloricas. Nuestro instinto de supervivencia animal lo perdimos entre bytes y ondas, pero con un poquito de por favor, podemos recuperar algo si nos ponemos.
Ya se han forrado los chinos con nuestro desasosiego y falta de serenidad. Ahora los psicólogos a facturar los ataques de ansiedad de los que han estado seis horas sin internet.
Ay que pena de mili perdida.