Una mañana de sufrir y penar como hacía tiempo.
-Un invierno duro y el cuerpo y la cabeza todavía sin preparación para altas temperaturas.
-Una compañía de alto nivel.
-Una de las rutas más exigentes de la zona.
-Una alternativa a la ruta que me ha soplado mi peor enemigo para estudiarla, tratar de bajarla….y de subirla y vivir para contarlo.
-Sol de plano, ni un árbol.
-Un despiste y mi camel con un litro escaso de agua en la salida.
-El desgaste de tratar en las peores bajadas de no poner pie, de sortear las grandes roderas que ha dejado el invierno y el llevarte de recuerdo en el cuerpo todas y cada una de las zarzas que han dejado las intensas lluvias de este invierno.
-Y el pulsómetro obstinado en rechinarme que le compré para algo y no le estoy haciendo ni puto caso.
Mézclese todo y sale un día de los de sacar el manual para que la cabeza, -más que el físico, que también,- sortee todo lo que por ella pasa y pedal a pedal tratar de llegar hasta el final sin llamar a 20 km. del final al 112 o hacerme creyente por un rato y pedir clemencia al piso de arriba.
¡Rutón Ramonchu! ¡Maculi amigo, te odio!
Pero muchas gracias a los dos, estoy vivo....por fuera y por dentro y un día como el de hoy me lo recuerda. Mola.
Gracias a ti, por tu compañía, hay que repetir pero en un sitio con sombra e invitarte a la cerveza
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