Me levanté temprano, dejé la cámara de repuesto en mi cuevita, no la quiero para lo que necesito hoy. Miré de reojo mi cajita de barritas energéticas caducadas. Hoy os quedáis ahí. Hoy quiero asustarme. Hoy quiero olvidarme durante unas horas de que vivo en la España de la crisis y su euro agoniza, de que hemos tenido los santos cojones de votar a los mismos que nos han metido en ésta liada para sacarnos de ella. Quiero olvidarme de que existe el 112, la crema solar y Protección Civil. Hoy quiero estar solo, mi bicicleta y yo, solo ella, pasar un buen... o malo. Sin más ayuda que ella y yo. Como antes.
Solo un resquicio modernista, mi gps, pero solo para meterme, hoy no quiero que me saques. Las pilas, adrede, agonizando. Solo necesitaba las justas para entrar, no para salir. Siempre conmigo, mi brújula de mercadillo, con su termómetro al dorso que siempre marca 42 grados. Sin aceite. De agua sucia e imantada a la primera herradura que pille. No aciertas nunca el norte querida compañera, pero lo intuyes.
El tiempo según Maldonado, chubascos. Según Terra un poco de cada, que es lo justo para acojonar y dejarte en casa. Al final el mejor parte el que dios nos dio a entender, sacar el brazo por la ventana del dormitorio y lo que toque, que siempre es bueno....aunque llueva.
Llevaba demasiado tiempo entre semáforos, en estúpidas reuniones de corbata y Blackberry, entre el “usted” y el “encantado de conocerle”. Entre negocios inertes de una España que nadie sabe hacer flotar, aunque digan que nos sacarán ¿?…. de donde ellos nos metieron.
Necesitaba respirar monte. Necesitaba pasarlo mal. Y mal que lo pasé. Las pilas aguantaron lo suficiente para indicarme, a lo lejos, una posible salida, las fuerzas justitas, tan justitas que me abandonaron a poco de iniciar la gran subida que me sacara del valle donde me metí y donde mi cartografía solo marcaba curvas y curvas de nivel. Me tocó empujar mucha bicicleta, me tocó asustarme, me tocó gastar suela y acojonarme pero...¿No es lo que buscaba?
¡Tanto tiempo sin asustarme! Tanto tiempo, ya meses, domesticado. 58 km. Los últimos 8 por carretera, no había mas fuerzas. Pero ya tocaba perderme. Y mejor solo.
Necesitaba que mi Sociedad, mi "civilizada" Sociedad, me dejara un rato en paz. Lo conseguí, me acojoné, me quedé sin fuerzas, sin pila en el gps, sin barritas energéticas, sin cobertura en el telefonito y sin adrenalina. Una bicicleta, mi desorientada y vieja brújula y un cachito de monte.
BARATO BARATO.
Mejor solo que mal acompañado!!! Y seguro que fuiste a ese cordal de la sierra del cuera ! Mamonazo
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