Húmedo día de bici, terreno pastoso que desgasta y te deja listo para echar la tarde derrengado en el sofá.
Eso es lo que hago, espanzurrarme y entrar en semiconsciencia.
La tele encendida y con el ojo y el oído izquierdo abierto, semiabiertos, los derechos cerrados, me empiezan a entar los consejos para la cena de nochebuena.
Más que consejos, instrucciones. Una buena mujer a la que han encargado soltarnos el charro y ocupar unos minutos y ella hace lo que puede. Está dando las pautas para el covid en tan familiar y pastelosa cena.
Por el ojo me entra poca información, pero por el oido abierto algo entra. Estoy oyendo tantas gilipolleces....lavarse todos las manos al llegar, copas con el nombrede cada uno, descalzarse, no coger los langostinos que le sobran al de al lado, cantar bajito, ventana abierta, cada uno su platito con su turrón, disponer de un sobrecito para guardar la mascarilla y brindar sin brindar que .... me voy antes a la misa el gallo. Vaya soplapollez. En fin,
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