-NO TE PREGUNTES SI ERES FELIZ, PREGÚNTATE SI HACES FELICES A QUIENES TE RODEAN.

jueves, 24 de marzo de 2022

LA GRAN RUTA DEL BIRI BIRI BIP

 

Quien haya atravesado el desierto por primera vez y ya marcado en su arena su leve huella que el primer simún borrará, otra huella ya le habrá marcado y está no será tan exigua.

Quien se haya cruzado con los targui, se habrá ya impregnado de los valores que la urbe ya dejó atrás, la sencillez, la humildad, la hospitalidad, la inocencia, la generosidad, ofrecer sin intercambiar, agradecer lo que queda y dar sin esperar.

Quien haya entrado en el desierto, sufrido su abrumadora soledad, sentido su sed, su falta de vida, su silencio cruel, solo contará días.

Para regresar. (Ysea Lav). 

 

Nos encontramos los expedicionarios para el reparto de alimentos que nos ha gestionado Ana y que ojipláticos dudamos que podamos acoplar en nuestras máquinas, pero no podemos ya darnos por vencidos antes de empezar nuestro Raid y dejar de viajar porque no nos cabe la intendencia.

                                            

Nos emplazamos todos de buena madrugada. Quedamos a las 6:00 pero ya recibimos un mensaje de Alex a las 4:00 de que está en el punto de reunión comiendo un bocadillo de mortadela haciendo tiempo.

Hacemos las presentaciones y obnubilado veo que nos acompaña una furgoneta… bueno, me dicen que tiene bloqueo, que está elevada y que el que la maneja es un figura. Así que de momento y mientras no se me demuestre lo contrario yo le seguiré dando en llamar “furgoneta” y según andemos ya veremos.

 

Hacemos viaje con tranquilidad, llevamos tiempo suficiente y paramos a comer en un área de servicio donde tranquilos hacemos sobremesa, y semisiesta y ya aburridos decidimos alcanzar Marsella, donde nos espera nuestro barco.

Hacemos una reunión de grupo y convenimos que ese barco no nos gusta, mejor otro. Hablamos con el capitán y no tiene nada que ofrecernos, por lo que después de hacer nuestra reclamación propiamente dicha decidimos irnos a Salerno que hay un barco dos días después que entona más con nuestros gustos y los 1.200 km. que hay hasta llegar a él tampoco nos supone un gran problema, mejor ir cómodos que montarte en el primer cacharro que te den y que nos tomen por tontos.

Pues nada, solícitos seguimos viaje y ya algo exhaustos decidimos dormir en un área de servicio donde en el aparcamiento desplegamos los dormitorios con nuestro espíritu chandalista y a pie de autopista para oír el ruido de los pájaros.

Amanecemos temprano, como será ya la tónica en este viaje y emprendemos marcha hasta Salerno donde caemos en un camping en el que la lluvia nos ameniza la noche y da excusa a usar nuestros toldillos de campistas de pro.

Amanece, toca embarcar. Yo cruzo los dedos porque este barco si que sea del gusto de mis compañeros porque el siguiente ya sale de Tanzania una semana después y nos quedarían solo dos días para disfrutar de Túnez.

¡Les gusta! Embarcamos.

 

Llegados a Túnez, hacemos las gestiones aduaneras, rápidas y precisas como buenos conocedores de la burocracia magrebí. Cambiamos moneda, montamos emisoras y nos disponemos a buscar algún vertedero para echar la noche.

Encontramos uno acorde a nuestras necesidades y montamos el campamento.

Entrada ya la noche tenemos visita, un meritorio que estaba echando un canelillo y con una buena cogorza encima nos viene a saludar. La melopea le sugería que dormíamos todos en mi tienda al no reconocer las de techo, bien por desconocimiento propio de tales instalaciones o porque no podía elevar la barbilla al pesarle el alcohol en sangre. Entre vapores miraba extrañado, haciendo cálculos contorsionales de mente de como encajar nueve personas en mi tenderucho y solo le salía risa además de bizquear un poco y alguna mirada compasiva. Le despedimos con viento fresco, pero se debió apiadar de nuestra floja intendencia y a la media hora, ya todos roncando nos aparece en la puerta de mi tienda con dos saquitos de carbón y una tienda de campaña de regalo para que no durmamos todos tan apretados. Le traté de explicar que quería dormir  y que deseaba se fuese a hacer puñetas pero él solo miraba por encima de mi cabeza a ver si oteaba a los otros ocho en la tienda y nuestra disposición para entrar todos en tan ridículo espacio. Después de besarnos y darle la vuelta a su cuerpo para que enfilara a su coche me dispuse a seguir con mis sueños.

 Amanecido, sorteamos como pudimos los cristales, chatarra y otros elementos de la noche sexual tunecina y después de desinfectarnos tomamos camino a Kairouan, cuarta ciudad sagrada del Islam y de visita obligada.

                   

  
Visitamos la mezquita y la Medina donde ya nos entregamos a la compra de chismes y forflullos e interrelacionando entre nosotros y conocernos mejor.

 

Después de nuestros trapicheos continuamos viaje rumbo sur a buscar las arenas.

Llegamos a las instalaciones y decorados de la película de Star Wars donde fuimos acosados, rodeados y atacados por conductores de camellos y quads que querían colocarnos sus cachiperres y que nosotros en primera instancia rechazábamos educadamente para proseguir mandándoles a paseo por plastas y acosadores de turistas inocentes.

               

                              Foto momentos antes de ser atacados

Cuando conseguimos escapar, seguimos viaje y como ya se me ha olvidado donde fuimos pongamos que vamos a Tozeur donde nuestros coches quedaron atrapados en el barro y tuvimos que poner en marcha todos los winch del grupo para poder escapar de la ventosa del chott Djerid.

En las siguientes fotos podemos observar detenidamente a nuestras componentas del grupo tan frescas y preciosas ellas.

   
Seguimos trajinando por las pistas tunecinas y visitamos un par de cascadas de la mano la primera de un meritorio que nos salió con su mobilette al encuentro y nos metió en un bonito cañón que recorrimos a pie. Después fuimos al encuentro de la segunda cascada, lugar temático y con una ciudad abandonada con una cabra de barro que nos saludaba desde la altura invitándonos a comprar en todos los tenderetes que allí instalados trataban de sonsacarnos nuestras fichas tunecinas además de los billetes, llamémosles “balletas” por mejor definición.

 

Aquí, o más adelante, porque ya tengo un pichote de pistas y días que no me entero, pero pongamos que por ejemplo fue aquí, decidimos cambiar rumbo previsto, si es que en este viaje había algo previsto e ir a buscar la zona del Chott Djerid cubierto de sal y con su desvencijado autobús abandonado y que no dudamos en intentar nos diera una vuelta por la zona sin resultado alguno digno de mencionar, aún así bien provistos de nuestras mascarillas de protección siguiendo las normas del servicio de transportes tunecino como se apreciará a poco que el lector observe detenidamente en esta página o en la siguiente según el word acomode el montaje.

 

     

Continuamos marcha y llegamos a Douz, puerta del desierto donde nuestro guía primero y después amigo nos estaba esperando y nos acompañó a dar la primera limpieza a los coches y cargar todo el combustible que nos entrara en nuestros depósitos y jerris que portamos. Necesitamos 120 litros por vehículo para lo que nos espera, arena, dunas, desierto y polvo.

Mohamed nos acompaña al camping que decidimos coger por eso de darnos la primera ducha del viaje y nos emplazamos para el día siguiente.

Temprano y ya con todos los permisos militares necesarios para meternos en el desierto nos saluda Mohamed que en este preciso momento y para lo sucesivo daremos en llamar Mohamed Normal, pues viene acompañado de otro colega al que llamaremos por distinguir de Mohamed Normal, Mohamed Verde. Verde que se quiere verde y que en los cuatro días que nos acompañaron con frío y calor (da igual el calor) no se quitó el chambergo verd y los pantalones verdes ni para comer, dormir, lavarse o rezar. Quizás para otros menesteres tampoco. Probablemente le compraron de niño el uniforme y ya nunca se desprendió de él por si se lo roban y con él se despedirá de esta vida cuando sea llamado a fin.   

 

 En la foto anterior nuestros amigos Mohamed Normal y Mohamed Verde que nos localizaron un buen ejemplar de rosa del desierto y que echamos unas cuantas calorías en su recuperación.

No dejaré más tiempo sin agradecer a nuestros guías tunecinos su buen hacer, su dedicación y atenciones, haciéndonos cenas por la noche que en ningún momento teníamos convenidas y encendiendo el fuego al amanecer para tomar calientes el pan que en la tierra nos hacían cada mañana. Nos guiaron con destreza e hicieron fácil lo difícil. Ya tenemos dos buenos amigos en Túnez y quien quiera viajar con seguridad le pasaré su contacto con mucho gusto por mi parte. 

 

Cuatro días de dunas acompañadas de una tormenta de arena nos esperan. Vamos progresando, y sorteando las pequeñas pero insistentes dunas que salen a nuestro encuentro y pernoctando al abrigo de las grandes dunas que nos hacían de cobijo de la tormenta.

Llegamos a Er-Rachett donde solo se puede acceder a través de las dunas y un par de días de travesía y donde los más avezados en el arte de la limpieza y aseo se dieron un baño en su charca de agua caliente.

Como no tengo fotos del evento de los animalillos en la charca pongo otra foto que no tiene nada que ver pero que me apetece colocarla aquí y no en otro lugar y que como podéis ver a poco que observéis no tiene nada que ver, pero yo soy así.

 

¡Mira! Voy a poner otra que si no luego al final de la crónica me sobran y no sé qué hacer con ellas.

          

Pues bien, después del baño y de sortear unas dunas por nuestra cuenta mientras damos descanso a los dos Mohamed, el verde y el normal, que prefieren pimplarse un té que estar dando vueltas sin ton ni son. Seguimos ruta a no sé dónde, pero lo importante es avanzar.

 Bueno, sí recuerdo que en este trayecto fue pedida mi mano y por mí concedida. Como indiqué sobradamente a mis más íntimos ya voy teniendo una edad para entregar la flor de mi virginidad al mejor postor y este hombre me pareció buena pieza y puede cuidar de mí a poco que yo le satisfaga en mis labores de esposa. Así que sin más procedí a entregarme a él y desde luego prometo serle fiel, dentro de lo que cabe.

 

Después de llevarnos Mohamed a una zona de protección de animales que solo había media docena de cabras de cuernos especiales fuimos a parar nuevamente a Douz por eso de ducharnos ya que era mi primera noche de casada y quería agradar.

Cenamos en el pueblo y luego tomamos un café de despedida con Mohamed normal. Mohamed Verde debía estar en su casa durmiendo con su chaqueta, botas y turbante.

Nos despedimos de él, le agradecimos su buen hacer y los siguientes días demostró su profesionalidad siguiendo el contacto con nosotros y aconsejándonos donde no dormir para que Alex no terminara de mala manera el sueño iniciado y sin terminar en el que parece ser que fuimos secuestrados.

         

                  

 

Tomamos camino o duna mayormente, hacia Ksar Guillane que nos tocó sortear varios cordones de dunas al haberse perdido la pista por la tormenta. Nos indicó Mohamed que tardaríamos 3 horas en llegar y tardamos 10 horas y con poca fe de llegar antes del anochecer temiendo nos tocase dormir dentro del mar de dunas con la tormenta.

 

Finalmente, sorteando duna a duna, que para enredar más fueron a contraduna conseguimos llegar felizmente al Ksar Guillane. Como presumíamos que eso iba a estar lleno de chinos y autocares optamos por dormir en las ruinas del antiguo fuerte que da nombre al lugar y que ahora presto me entretendré en poner fotos. He aquí que entre ventosa y movidita noche que en la tienda no se nos hacía bien dormir que Tato y yo decidimos irnos a dormir al coche donde pensando y pensando, tuve que retraerme de mis primeras impresiones y cambiar de nombre a la furgoneta rebautizándola como la Dama del Desierto y que junto al Jerbo, el monterillo de Toni y Ana sortearon las dunas como el que se fuma un puro.

La noche como todo, afortunadamente pasó y agradecía más que nunca ese amanecer que nunca llegaba. Arreglamos los desperfectos de la tienda de campaña y nos fuimos a buscar algo civilizado.

                 Nochecita de aupa en la fortaleza de Ksar Guillane.

          
                 

A la mañana siguiente nos fuimos a visitar a los chinos y demás turistas y encomendarnos al arte de la compra por comprar no sin antes entrar en un tugurio a tomar un café y darnos una ducha (tercera del viaje). Allí se contrata el café y la ducha a la vez.

Seguimos ruta para ver el campamente de Smela que no valía la pena por lo que seguimos pisteando y donde encontramos algún vendedor de rosas del desierto despistado y algo perdido.

Ya no sé donde estoy por lo que seguiré inventándome el viaje.

Fuimos a Talouine, donde nos dio por visitar a un diplodocus y echarnos unas fotos con tan noble animal.  

               

                              

Ahora después de atravesar 7 veces Talouine nos vamos a visitar una kasbah pero antes voy a poner dos fotos de mi copiloto, hijo, socio y amigo con nuestros dos Mohamed, verde y normal avisado que no se pegue mucho al verde no se le vaya a desconchar la chamberga.

 

¿Dónde vamos ahora? No sé, pero ya hacia el norte. Así que continuamos con la charla.

Caemos a dormir en algún lado donde han sido frecuentes los fuegos, barbacoas y demás intendencia de la que nos surtió Ana. Y ya superadas las arenas el viaje coge un tono más turístico y nos encaminamos hacia Matmata donde están las cuevas de los trogloditas y donde yo me largo antes de que el meritorio de turno me saque de quicio. Allí dejo al grupo a su suerte, pero hay cosas que ni el compañerismo ni el espíritu de equipo me hacen ceder y me largo con viento fresco a buscar gasolinera y lugar donde dormir mientras ellos son mancillados.

   

Ya a punto de caer la noche alcanzó el grupo la gasolinera y buscamos por una pista un lugar donde caer. Hicimos nuestro fuego de rigor, montamos el campamento y entre restos de orujo y charla fuimos cayendo en sopor.

     

 

                       Caminito del infierno.

 

                 Visita a un Ksar.

 

                             Noches de hierbas y tertulia.

El viaje va llegando a su fin. Todavía tenemos que llegar al Djem, el mayor circo romano de África y cuarto del mundo, parcialmente derruido por ser usado en malos tiempos por los habitantes del lugar que desmontaban las piedras para hacer sus viviendas hasta que la autoridad competente, Jeque, Califa, Walli o Gobernador se lió a cañonazos con él para que la gente no viviese dentro.

        

Como es un circo como todos y yo soy poco amigo de piedras puestas en orden, que el curioso y atento lector se busque las fotos en internet si es su gusto. Yo pongo las que me apetece que no son otras sino estas.

Toca buscar alojamiento ya cercano al puerto, por lo que ya por carretera llegamos hasta las proximidades y en un camping de niñas scaut nos dan alojo y donde disfrutamos de las juveniles canciones y desfiles de tan procelosas jovencitas implorando que por la noche se callen y se duerman para no darnos el coñazo.

Embarcamos ya cansados y llegamos a destino donde tras una kilometrada de atascos y peajes nos despedimos y cada mochuelo a su olivo emplazándonos para la siguiente en la que todos estamos de acuerdo no ha de tardar.

Un abrazo sahariano Zorrillas del desierto.

La fotos que no me han cabido en la crónica…

      

        

 

 

Mirad como me habeis dejado cabrones. Os odio.

 

             ¿Habrá otro?… Insha Alláh

 

1 comentario:

  1. Buen viaje y mejor crónica! hacia mucho que no me metía en mi blog y pensando, ya nadie escribe como antes y zas! veo que has actualizado hoy mismo...añoro viajes en bici que no se si volveran. Disfruta de tu Sahara infinito!

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