Soy ciclista y soy usuario del monte, igual que tú.
Sé que tenemos desencuentros y que algunos usuarios del
monte no alcanzan a aceptaros, a vosotros, los cazadores. Creo que en
algunos
casos es por falta de información, muchos cazadores, los buenos, los de
verdad, no os merecéis la
incomprensión gratuita, por llevar un cartucho o una bala
en vuestro arma ya no se preguntan más. En otros casos al contrario, por
exceso de
información, muchos hemos visto como algunos de vuestros compañeros se
cargan
de carajillos a las 8 de la mañana y en dos horas se tiran al monte,
algunos
con pocos escrúpulos y que ya a las nueve de la mañana harían explotar
cualquier alcoholímetro. Como en todo, pagan justos por pecadores y unos
cardan la
lana y otros se llevan la fama.
Con nuestra actividad pasa igual, hay ciclistas a los que
les vale todo, arrasan con todo y con todos, creen que el monte es suyo. Pero
no todos somos así, ni nosotros, ni vosotros, y seguro que no todos sois de tiro y gaznate alegre.
Algo ha debido de pasar entre vosotros y nosotros para que
alguno nos ponga esas trampas asesinas que cualquier día se llevarán una vida
por delante. Algún calentón, algún enfrentamiento con el “por aquí no paseis
que estamos cazando”, “por aquí paso porque el campo no es tuyo”. Alguna
palabra más fuerte por uno y por otro, seguro que algún empujón y un deseo y una promesa “esta me la
pagas”.
Esa trampa que pones a quien con él
chocaste nos la pones a todos. Esa trampa que nos pones, mortal y lo sabes,
puede llevarse más que una vida, puede arruinar una familia.
Sé que esto no te va a hacer cambiar de idea, nos la tienes
jurada y sé lo que piensas, “Si no quieres caer en ella no salgas con tu
puta bicicleta y deja de joderme”. No puedo. No puedo dejar lo que para mí es una
forma de vida, igual que tú no puedes dejar tu actividad. Sé que en este caso
soy la parte débil, soy el que voy de cara, no escondo nada para buscarte la ruina a
ti y a los tuyos, tan solo un día discutí contigo, pasé por donde pensé que
tenía derecho a pasar y tú pensabas lo contrario pero ¿vale la pena tu
desquite? No me jodes un día, me quitas la vida y se la revientas a los míos. Ya,
sé que no te he convencido, pero tenía que escribirte. Igual hasta te alegra
verme jodido.
Cuando seas consciente por la prensa
de que te has llevado una vida por delante igual te das por satisfecho y quitas
tus trampas para que nadie más pierda la suya. Tu venganza ya estará cumplida.
Ese será el primer día del resto de tu vida. ¿La aguantarás
del tirón hasta el último sin lamentarlo?
No conseguirás sacarme del monte, antes tendrás que cortarme el cuello. Con una de tus trampas.
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