No
tengo muy claro que abundar en el comportamiento de algunos racionales que
pululan en nuestra dimensión sea bueno para nuestro colectivo. Me refiero a los
de las trampitas en el monte. La
"publicidad" de estas acciones crea un efecto llamada de mamíferos
paralelos a los que les pone cachondos la ideita.
En cuanto a los
que no le encontráis explicación, no es tan complicado de entender, los humanos
no somos clones y es por ello que revolotean entre nosotros pequeños Nicolases,
fans de Gemeliers, hinchas de futbol, los que se casan sin verse o el colectivo
“Princesa del Pueblo” que consiguieron subir en una encuesta hace un par de
años a la quinta posición como fuerza política a Belén Esteban.
Luego están los
"otros", los que al salir de un vientre salen torcidos, no creo que la
definición adecuada sea la de malas personas, parece más como que son almas errantes que no
encontraron correctamente la salida del útero, como algunos políticos clase
beta, yihadistas que nos ponen los pelos de punta con lo que ahora les ha dado
por hacer porque “mola”, y ahora, los de las trampitas, para que como poco nos
demos un revolcón.
La
"publicidad" de estas acciones crea un efecto llamada al lelo, no
conciencia a estos torcidos de testa, los estimula, y además, como la mayoría
son bobos de origen, no se les ocurre hasta que no se lo enseñamos nosotros con
nuestras protestas las cachondadas que pueden hacer con unos clavitos y un
palote.
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