Afortunados somos los que nos podemos tragar un confinamiento -y dos- en casas con jardín, afortunados somos los que no nos han largado a un ERTE, afortunados somos los que nuestros comercios, aún con grandes pérdidas, han podido mantenerse por sus características medio abiertos, afortunados son los funcionarios, que siguen manteniendo sus puestos de trabajo.
Nuestros sanitarios, servicios de seguridad, educadores, cobran del Estado.
El Estado paga estos sueldos y mantiene o mejora su calidad a través de los impuestos.
Si no se abren los negocios no se generan impuestos para pagar a estos pilares de nuestra sociedad.
Se nos llena la boca de pedir más personal y más inversión.... pero el dinero no lo produce una fotocopiadora.
Si no se generan impuestos por falta de tejido empresarial volverán los Desafortunados....
... confinados sin jardín, enfermos sin camas UCI, autónomos sin negocio, empleados sin patrón, niños sin amigos, ancianos “sin familia” y los depresivos “encarcelados” pensando de qué planta tirarse.
No es necesario ser negacionista para comprender que sin equilibrio salud-economía, nuestra sociedad morirá de covid, de ruina o de soledad.
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