-NO TE PREGUNTES SI ERES FELIZ, PREGÚNTATE SI HACES FELICES A QUIENES TE RODEAN.

lunes, 12 de septiembre de 2016

Viajes extremos, cabeza amueblada


En los viajes de hamaca y sombrilla si te coges un berrinche con tu compañero lo tienes fácil, recoges los bártulos, desinflas el patito, pliegas la hamaca y te subes al apartamento, pegas un portazo y cuando se te pase te vas con él a tomar una horchata. Y si no se te pasa, coges el primer bus y tiras para casa que ya de regreso en 2 días seguro que habéis firmado armisticio.

A 3.000 km. de casa no existe ese autobús que te aleje de tu “enemigo.”

Hay que preparar no solo el físico, tan importante o más, la cabeza.

La primera premisa, los problemas que traemos de la península se quedan en el barco, en un hatillo en la proa, y a la vuelta estarán ahí, esperándonos, para recogerlos nuevamente.

Todos los contratiempos, aquí no son problemas, sino parte del viaje y con ellos debemos de convivir, llevarlos con positivismo e ir solventándolos entre todos.

-El viaje puede que acabe nada más salir, con una avería, esto también es parte del viaje, toca sonreír para animar a tu compañero, llamar una grúa y, ya habrá otro, éste ha terminado.

-Puede que perdamos los nervios cuando agotados veamos pasar el tiempo con estúpidos trámites burocráticos en una sucia frontera.

-Puede que haya que conducir 20 horas seguidas en marchas reductoras a 20 por hora sorteando piedra tras piedra.

-Puede que haya que palear 3 horas a 50 grados para liberar el coche de las arenas.

-Puede que después de palear 3 horas, a los 500 metros haya que palear otras 3. ¿Yquien sabe? quizás otras 3.

-Puede que una riada nos haga desandar 100 km. cuando ya teníamos al alcance de la vista nuestro ansiado destino de esa noche y por otra vertiente, tratar de llegar...... o no llegar.

-Puede que nos perdamos, que estemos horas y horas buscando una salida en los cordones de dunas, puede que tengamos que dejar pasar la noche buscar la estrella polar, marcarla con una señal en la arena y ya menos espesos y más enteros, encontrar esa testaruda salida al amanecer.

-Puede que nuestros compañeros de expedición sean menos diestros que nosotros con el volante y cuando estemos extenuados, tengamos que salir por enésima vez bajo el sol a ayudarles con una sonrisa.

-Puede que el coche 1 quiera avanzar 50 kilómetros más después de estar todos al límite, puede que el coche 2 hubiera querido quedarse 100 kilómetros. antes, puede que el coche 3 quiera plantar ahí la tienda porque ya no tiene fuerzas para hacer un solo kilómetro más. Es cuando hacen falta cabezas frías que aúnen criterios y en las situaciones tensas aplaquen ánimos.

Lo que en España puede ser una nimiedad de tu compañero de viaje, allí es una "ofensa", simplemente, que te levantes un segundo y te pille tu silla es motivo para darle un tajo en la yugular, que se coma la última sardina de la lata, esa sardina que tú “pensabas” que ¡era tu sardina! es algo imperdonable, que se beba el último trago de agua, ese trago que pensabas que era tu trago, que ponga una clavija menos en la tienda que tú, que recoja de la mesa un plato menos que tú, que “olvide” la basura, para que sea tu coche el que por segunda vez consecutiva tenga que echarla al techo y transportarla........ cualquier nimiedad en un viaje de hamaca y sombrilla en España, es una “afrenta” imperdonable allí.

Las verás. Cada minuto las verás, toca tener la cabeza fría o tener un serio conflicto muy lejos de casa.

Solo que allí, no puedes dar un respingo, recoger tu toalla, plegar la sombrilla y subirte al apartamento a dar un puñetazo en el mueble de la cocina. Allí, a 3.000 km. de casa solo queda respirar 10 veces muy seguidas, mirar a tu compañero de viaje y.......regalarle una gran sonrisa.....en España ya le cantarás las cuarenta. O seguro que no. Se te habrá olvidado.

A África hay que viajar con humildad, hay que compartir, hay que entender, hay que ofrecer lo que puedes dar, hay que mirar a sus gentes como a ti te gusta que te miren, hay que aprender de ellos lo que nosotros aquí ya olvidamos, la cortesía, la caridad, la sencillez, lo que vale un segundo de vida, lo que vale regalárselo a alguien. Y lo que allí viviremos en primera persona:
no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.

Solo así disfrutarás de un viaje distinto. Esto es parte del mismo, si no sabes hacerlo, si no te encuentras preparado para ello, si no confías en tu temple, no viajes, será tu infierno y el de quienes te acompañan.

Prepárate para ello, resetea de tu cabeza todo lo que haces sobre el asfalto, todas tus reacciones y costumbres urbanitas y de nuestro “avanzado” mundo, todos tus tabúes sobre lo que aquí algún desorientado mental embriagado de racismo te cuenta sobre los “moros” y.....

será el viaje de tu vida. Tú mismo.

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