-NO TE PREGUNTES SI ERES FELIZ, PREGÚNTATE SI HACES FELICES A QUIENES TE RODEAN.

martes, 14 de noviembre de 2017

Los Plastas



 
¿Quién no se ha topado nunca con un plasta?

A todos nos ha tocado un plasta en nuestra vida, quien diga lo contrario es que miente como bellaco o, él es un plasta.

¿Pero hay forma de librarse de un plasta?

¡NO!


El plasta no atiende a súplicas ¿Por qué? Porque no se acepta como tal. Y es por esto que ya la cosa de inicio está jodida.
El plasta por su propia condición de plasta es reiterativo hasta la extenuación, no suya, sino del humano que accidentalmente se puso en su camino. Su víctima. 



El plasta no gesticula, tampoco cambia los tonos, simplemente te la suelta y te la suelta y te la suelta.
¿Hasta cuándo te la suelta? ¿Hasta que se canse?

NO.

El plasta no se cansa. Es inviable por su propia razón de ser. Si tuviese el sentimiento del agotamiento ya no sería plasta.

El plasta no se hace, nace. Por ello el plasta no puede dejar de serlo, simplemente lo es.

Los plastas tampoco se reconocen entre sí porque ellos mismos no se aceptan como tales.

No lo intentéis. No intentéis agotar a un plasta, tampoco intentéis explicarle que tenéis prisa o que vuestra paciencia se ha agotado, porque una característica del plasta es la ausencia de piedad.

El plasta no tiene sociológicamente solución a corto. Realmente ni a corto ni a largo. El plasta nace y muere siendo plasta.

Lo mejor es mirarle como las vacas ven pasar el tren, abstraerse en cosas vanas y dejar el tiempo correr o salir vosotros corriendo. No se ofenderá, es plasta. La próxima vez que os pille seguirá la conversación donde la dejó. Por lo menos el mío es así.

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