-NO TE PREGUNTES SI ERES FELIZ, PREGÚNTATE SI HACES FELICES A QUIENES TE RODEAN.

martes, 13 de junio de 2017

Séptima entrega -LOS GRANDES RAIDS

PARTE SEGUNDA;
 El avance del vehículo y sus circunstancias

Conducción sobre piedras

En este tipo de conducción si es preciso tener experiencia. La mejor forma de acometer este tipo de obstáculos es por encima, es decir, saltando las piedras de par en par. Es posible que el obstáculo sea de grandes dimensiones y que bloquee totalmente la pista haciendo imposible el avance. No nos quedará otro remedio dada esta circunstancia que bordearlo y pasar por uno de los lados.
Las piedras también deben ser conocidas por el buen conductor de todoterrenos. Pueden ser calcáreas, graníticas o la más común en territorio africano, la de cartón piedra.
Las calcáreas si no se pueden sortear lo más conveniente es esperar a que sedimenten, esto suele ocurrir en doscientos o trescientos años, con lo que si no tenemos prisa lo más conveniente es esperar y no arriesgarnos a castigar los bajos de nuestro vehículo.
Las graníticas no suelen presentar mayor problema, si son grandes se las embiste sin más y a no ser que la composición de cuarzo supere con creces a los feldespatos y las micas que la componen, se romperá con rozarla.
El cartón piedra, esto ya es otro cantar. No podremos pasar. Simplemente, se nos ha terminado la excursión. Solo nos queda llegado este caso, sentarnos y esperar a que llueva. En el Sahara las lluvias son muy frecuentes, con lo que una vez mojada la piedra se derretirá y podremos darla un par de puntapiés y mandarla a paseo.
Siempre que encontremos piedra deberemos distinguir sobre pedruscos y guijarros. Estos últimos deberemos acometerlos en primera reductora y “dibujando” el terreno. Aquí la pericia es primordial y solo nuestro temple llevará a buen puerto nuestra aventura. Si percibimos que los guijarros rozan nuestros bajos inmediatamente bajaremos todos los ocupantes del vehículo, sacaremos el equipaje y procederemos a subir la presión de los neumáticos a 216 kilos. Esto hará que el vehículo gane un par de milímetros de altura, los necesarios para superar el imprevisto. ¡Pues no somos nosotros nadie!
Si el firme lo componen pedruscos, hasta medio metro de diámetro no hay problema, ya más grandes podrían presentar alguna complicación.
Los neumáticos en todos los casos deben ir a más presión de lo habitual, con el fin de que los flancos que al igual que en una flota, son las partes más delicadas y desprotegidas.
Un remedio casero pero no por ello poco efectivo, consiste en forrar los laterales de los neumáticos de latas de refresco extendidas. Si no disponemos de latas, bastará al efecto una simple tubería a la que previamente le hayamos dado la oportuna forma. Normalmente en el desierto como no hay agua, las tuberías no tienen mucha utilidad por lo que se puede coger cualquiera, que las autoridades no nos pondrán mayores problemas que no se solucionen con una pequeña propina y además, se las quitamos de en medio.

Claro ejemplo de pedregal. Aquí si es necesaria toda nuestra astucia para superar las grandes rocas.Tamtattouche, la Pedriza














Ya hemos dado unas ligeras nociones de conducción sobre piedra por lo que es el momento de decir basta. 
Tan solo recordar que es fundamental que haya piedras en el camino porque si no, pudiera darse el caso de que no estuviésemos en alguna pista. Y claro, si no estamos en pista ¿qué coño hacemos en Marruecos? Para eso nos quedamos en casa.

                 Conducción sobre asfalto

       Sin duda la más complicada de todas las mencionadas hasta ahora y la que más concentración y dominio de uno mismo precisa. No solo por la soledad, que también. Pero sobre todo porque es necesario reunir una serie de requisitos básicos para que no te multen por cualquier cosa.
En el asfalto es donde se ve la talla de un conductor de grandes raids.
La presión de los neumáticos debe ser la adecuada. Ni mucho ni poco. La posición de las manos al volante debe ser en “las dos menos diez”, esto es, el codo en la ventanilla y el otro brazo totalmente estirado agarrando el volante por la parte superior.
Autopista de la Coruña. Viernes
El volumen del compasdí debe ser el más elevado posible con el fin de que en los semáforos no nos moleste la música de nuestro vecino.
Conviene recordar que la prioridad siempre la tiene el que sale por tu izquierda excepto en las rotondas que siempre se dará paso al que ya ha pasado.
Si nos encontramos con una ambulancia, un coche de bomberos o un coche fúnebre, éste siempre tendrá preferencia sobre los otros dos con el fin de que la familia pase el mal trago cuanto antes. Después se dará preferencia a la ambulancia, a no ser que lleve las sirena pitando y las lucecitas destellando, solo en este caso tendrá preferencia el coche de bomberos y máxime si nos está pidiendo paso con el intermitente.

Inauguraciín de la A-7
Para terminar, tener en cuenta que en la conducción sobre asfalto se debe de tener mucho empeño en ser cortés con los demás conductores que nos podamos encontrar. No utilizaremos la bocina si no es estrictamente necesario, por ejemplo en los semáforos o para evitar que alguno nos quiera meter el morro de su coche por sus narices.
En caso de que algún anciano quiera pasar por un paso cebra, bajarse del vehículo si es necesario y ayudarle empujándole y dándole ánimos como ¡Vamos, Vamos!
Al llegar a nuestra casa, podremos sentarnos orgullosos de haber colaborado a la buena marcha de nuestra sociedad.

                Las pendientes
       Suelen ser de dos formas, torcidas e inclinadas. Habría una tercera, las onduladas, pero estas no son objeto de este libro y se pueden consultar otras obras para ilustrarse sobre este tipo de pendientes, como “La cocina y yo” o Tratado sobre cubiertas, tejas y emulsiones asfálticas en terrazas a la catalana.
Forma de atacar una pendiente torcida
Como vemos en la ilustración anterior, este tipo de pendientes la mejor forma de atacarlas es subiendo. Se puede dar el caso de que estemos arriba, bien, entonces lo más prudente es bajarla y una vez abajo ya con toda tranquilidad emprender la subida . Una vez arriba, nunca intentaremos bajarla. Esta es una maniobra harto peligrosa y solo debe ser acometida por manos diestras al volante.
Pendiente inclinada
La máxima principal para acometer una pendiente es la decisión. Una vez decididos, con mucho tiento y en una marcha corta que puede ser la primera o segunda en reductora iniciaremos la subida.
Si no hemos acertado en la elección de la marcha, simplemente la hemos jodido. Una marcha muy corta hará patinar las ruedas sobre sí mismas con el consiguiente mosqueo. Y la elección de una marcha más larga nos puede suponer que no lleguemos arriba por falta de potencia. Dado este caso, no perderemos los estribos. Soltaremos todos los pedales con el fin de calar el coche. Una vez parado y mientras realizamos un punta-tacón que en algunos casos nos obligará a calzarnos un 73 para proceder a la operación, engranaremos la marcha atrás y con arrojo giraremos la llave de contacto a la posición Brrrrrrn. Una vez arrancado el coche, quitaremos presión a la parte del zapatón que oprime el freno y que la experiencia dice que en estos casos suele estar agarrotado del acojone propio y procederemos a dar más presión sobre el acelerador. Esto sin duda hará que el coche inicie la bajada perfectamente controlado por los estabilizadores de cola. Una vez abajo, entre tres o cuatro se da la vuelta al coche y se le pone en posición vertical, esto es, las ruedas en el suelo y el techo en el techo y se inicia una nueva intentona. Conviene poner una marquita antes de salir de casa en el lado superior del vehículo, solo así, en caso de vuelco podremos devolverlo a su posición original.
Las pendientes laterales deben de tomarse con el coche inclinado lateralmente pero siempre enfocado como un poco hacia arriba. Y pese a lo que pueda parecer, en caso de que amenace vuelco, nunca deberemos girar el volante en dirección a la parte superior de la pendiente sino todo lo contrario. Así mismo si estamos descendiendo una pendiente y las ruedas se bloquean y patinan debemos de pisar acelerador y nunca el freno. Vamos, que todo al revés de lo que se hace normalmente.
Es de gran ayuda en las pendientes el inclinómetro, que es un cacharrito que si el coche se inclina, se inclina él también. Con lo que al haber dos cosas inclinadas, el coche y el inclinómetro, malo será que no nos percatemos de nuestra situación por una de ellas.
Si el inclinómetro marca 45, la hemos cagado. Por el contrario si marca más, tenemos alguna probabilidad.

                Los vadeos
Eúfrates, Guadalajara, Tramo norte M-45, salida 1 de octubre
Los vadeos deben afrontarse con la idea de que el coche es muy probable que se moje por lo que se deben acometer con Katiuskas. Hay dos tipos de vadeos que merecerán nuestra atención.
Ante un vadeo fluvial debemos de cruzarlo perpendicular a la orilla, con el fin de llegar a la otra orilla que es de lo que se trata. La entrada en el líquido elemento deberá ser lo más suave posible sin levantar ola para que esta no entre en el circuito de calefacción y provocar una seria avería.
En los vadeos marítimos es aconsejable instalar un toma elevada para que el salitre no penetre por los orificios de la ontroña, lo que irremisiblemente nos llevaría directos al taller.
Las salidas en este tipo de vadeos deben de hacerse con impulso, pero solo el justo. Aquí no habrá peligro de que la ola entre en el motor porque la ola viene acompañándonos desde atrás y normalmente en los todoterrenos el motor está delante.
En caso de que entre agua y se nos cale el vehículo es muy importante insistir en arrancarlo repetidamente. Cuantos más intentos realicemos, mayores serán las posibilidades de que el coche arranque.
Nómada en busca de agua
 Próxima entrega; Técnicas de desatasco y reparaciones básicas

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